martes, 6 de noviembre de 2007

HORRIBLE AMANECER




Hace 10 años, en el amanecer del 6 de noviembre de 1997 la magnitud de la tragedia superaba la peor de las pesadillas inimaginables. A una noche oscura y de gritos grabados a fuego en la memoria de los supervivientes, le sobrevino la realidad de un barrio destrozado y de unas vidas marcadas por la tragedia. Aunque siempre hubo crecidas, la canalización realizada en la época de los 60 y los 70 garantizaba la seguridad de las viviendas, construidas muchas de ellas a unos pocos metros de los arroyos Rivillas y Calamón, que en la noche del 5 al 6 de noviembre de 1997 sufrieron sin embargo una riada sin precedentes, que se llevó por delante todo lo que encontró a su paso e inundó calles y casas para acabar con la vida de 21 personas -todavía el cuerpo de una mujer está desaparecido- y destruir las posesiones de cientos de ellas. Los vecinos pacenses aún siguen mirando con recelo los arroyos y cuando llueve fuertemente en el barrio, la intranquilidad y el desasosiego invade cientos de hogares, aunque haya pasado una década, aunque sea más ancho el cauce, aunque ya no vivan al lado del río y los técnicos digan que es imposible que vuelva a suceder.

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