
Mañana aparece en los cines la segunda parte de Hostel, y en los rancios e incómodos asientos de las salas 5 y 6 nos veremos los super frikkazos de la obra de Quentin Tarantino.
Espero que, en contrarrespuesta a las críticas que recibió la primera parte, veamos sin censura todas las esas escenas que nuestro autor siempre ha acompañado con kilos y kilos de plasma; asi que, por favor, nada de censura porque, en la entrega anterior, me jacté durante más de 45 min. (unas tres cuartas partes del desarrollo del film) de ver escenas tórridas, y un año y mucho maldiciendo a la hipócrita censura de la tijera sobre cinta en aquellas escenas que podían "herir la sensibilidad del espectador" -"síc",crítica puritana yanqui: vamos a ver, hombre, sabemos de las virtudes de nuestro Quentin y quisimos admirar, una vez más, la vorágine de ideas en la escentridad "in natura", y sobre todo en términos de fotografía, del autor; sin embargo, nos encontramos con esta "quasi pastelada" que, en ocasiones, me resultaba más cercana a películas tales como: "Board Trip" o "Scary Movie", lo sumo.
Y para todos aquellos que no conocen esas virtudes de Quentin, de las que antes hablaba, tenemos la clasificación por edades, foros, publicidad con los cortes de imágenes más explícitas y emocionantes (y de las que no se sabe nada durante todo el transcurso del film), los dimes y diretes, los qué será y no será y los amigos acongojados ante la sola idea de acompañarte a verla y dormir, esa noche y algunas posteriores, con la cabeza tapada por la sábanas de satén (¡cómo si eso sesgara la idea, al asesino en serie de turno que estuviera en frente tuya, de rebanarte el pescuezo!).
Esperemos no volver a pasarnos otro año y medio, o los que el director, productores y demás tengan oportuno esperar, a ver una tercera parte que rebasara en calidad a una primera y originaria y a una segunda secuela.